lunes, 10 de noviembre de 2014

Jaime Uriel Mejía Álvarez; una lucha social que le trae como consecuencia una batalla personal

Transcurría la tarde del jueves 16 de octubre, cuando Jaime Uriel Mejía Álvarez se desplazaba en su carro hacia la casa. De repente, observó por el retrovisor a un hombre en moto que se aproximaba sospechosamente, esto no hubiera sido motivo de alarma si estuviera solo, pero en el carro lo acompañaba su esposa e hija menor de edad.

Luego de cruzar una calle para alejarse de lo que él consideró un peligro, el hombre en la moto dio un giro abrupto para alcanzarlo y mirarlo de manera intimidante. Jaime Uriel se puso en contacto con la Unidad Nacional de Protección y la Policía Nacional, quienes de inmediato procedieron a acudir al sitio en el que él se resguardaba. La conclusión fue que eso era un acto intimidatorio.

El ser un veedor ciudadano en temas ambientales, le ha acarreado tener que vender su carro y dos motos, comprar un vehículo con vidrios polarizados, dejar de gozar plenamente su libertad y obstruir el desarrollo social de su hija por cuestiones de seguridad.

La causa de esto es el activismo que el colectivo El Pulmón Verde, en el que Jaime Uriel es uno de sus líderes, logró frenar parcialmente la construcción de un megaproyecto comercial, que entre otras cosas contemplaba contar con uno de los Falabella más grandes y modernos del país, pero el costo que debían pagar los cucuteños era alto; tener que destruir más de 854 árboles que hacen parte del pulmón verde de Cúcuta; la ciudad verde de Colombia.

La justicia suspendió la licencia de permiso urbanístico a la constructora, sentencia que evita el arboricidio en la perla del norte, y que se espera el Consejo de Estado ratifique en un plazo cercano a los 10 meses.

“Dejar una ciudad con sentido de pertenencia ambiental, es el mejor legado que le puedo dejar a mis hijas y a un millón de cucuteños” concluye Jaime Uriel Mejía Álvarez con voz de orgullo y satisfacción.

Un panorama esperanzador para la región que vive temperaturas de hasta 38´ y que es conocida a nivel nacional como la ciudad de los árboles; la ciudad verde de Colombia.


Heider Logatto Cuadros
Twitter: @heiderlogatto

lunes, 21 de abril de 2014

¡No más represión ni silencio cómplice y sinvergüenza!



Venezuela vive momentos difíciles, quizás los más difíciles en las últimas décadas. Hoy, Las FF.AA al mando de un individuo que aparenta ser Jefe de Estado, están acribillando, masacrando y asesinando vilmente a la población civil.

Esta batalla campal que lleva más de un mes y, a apagado la luz de vida de más de 36 personas, no es otra cosa que la represión de un régimen totalitario, una organización criminal sin igual que pretende robarse hasta el pensamiento de los habitantes de este bello país. 

Una dictadura que lleva más de 15 años acabando con la inversión, robando el erario público, adueñándose de los medios de comunicación y, regalando los recursos de hidrocarburos que por derecho le pertenecen al pueblo, pero que son endosados a países que al mejor ritmo de una sanguijuela, chupan y desangran a la hermana república bolivariana, todo a cambio de una voz de apoyo al tirano que se encuentra en el Palacio de Miraflores.

A pesar de que las únicas armas del pueblo son las pancartas y los trapos con los que se tapan la cara de los ataques lacrimógenos de los uniformados, reciben lluvia de tiros que dejan los cuerpos inertes tirados en las calles llenas de sangre. Sucumbiendo ante el aplastante poder del fuego oficialista.

La comunidad internacional, indolente y cómplice del canalla que ilegalmente ocupa el cargo de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, es culpable también de las muertes que allí cobra la represión abismal de la dictadura.

Valerosos EE. UU, Paraguay, México, Canadá y Panamá, que han alzado su voz de protesta en contra de las constantes violaciones de Derechos Humanos que se realizan a cada instante.

Los organismos internacionales que deberían ejercer veeduría y justicia, están cegados por el oro negro y los petrodólares que se desvían de Venezuela hacia otros destinos desconocidos. O bueno, ya no tan desconocidos.

Solo hasta que el usurpador de las elecciones del 14 de abril de 2013 abandone el cargo, cesará la cacería que se ha emprendido contra todo aquel que piense distinto a la dictadura, contra todo aquel que tenga deseos de salir adelante, contra todo aquel, que siquiera sueñe un mejor futuro para sus hijos.

Porque ya estamos cansados de tantos Hitler, de tantos Lenin, de tantos Mussolini, yo elevo mi voz de protesta contra los actos criminales que Nicolás Maduro comete en Venezuela. ¡No más represión ni silencio cómplice y sinvergüenza!

Heider Logatto Cuadros
Estudiante de Comunicación Social
@heiderlogatto