En Colombia todo se divide. Desde
el presupuesto nacional, hasta las ofrendas que recogen los sacerdotes en misa.
Nacemos prestos para desviar a
nuestros bolsillos lo que no nos corresponde. Desde el momento en que abrimos
los ojos por primera vez, cuando el médico nos tiene de un pie cabeza abajo, intentamos
sacarle las gafas del bolsillo en un intento fallido por tener algo, esto es
pura inercia de la vida humana.
Uno de los graves problemas del país, es que
los políticos de turno, se quedan con lo que sin duda, representa por lo menos
un 30% de lo que se atribuye a diferentes proyectos. Se ganan la pensión sin
pensionarse. La iglesia recoge fondos de los que un gran porcentaje, vienen del
bolsillo del más pobre, del más humilde, del que más necesita, y, a cambio, se
le da una hostia; una hostia a secas porque ya ni para el vino alcanza, y es
que la recesión también tocó a la intocable iglesia católica. Y eso llegado al
caso de que alcancen las contadas 10 oblaciones
que el sacerdote en su inmenso saber considera suficientes. Si la religión iluminada
por la sabiduría de todos los santos cambia de obispo en alguna ciudad, o es
porque no siguió las reglas, o porque no supo llenar las arcas, no recogió
buena platica. A nadie lo cambian de su puesto por bueno.
Si se designa un secretario de
cualquier dependencia de una alcaldía, gobernación o de la misma presidencia;
ya hay `serrucho´ de por medio con su
jefe, bien sea plata o prebendas para sus familias y amigos en donde devenguen
inmensas ganancias sin mayor esfuerzo, pasando de tristes asalariados, a
acaudalados empresarios de la noche a la mañana, al mejor estilo de nuestra
cultura `traqueta´. La Policía Nacional no se queda atrás. Si bien un policía de
bajo rango recibe en la calle 10 mil pesos para tomarse una gaseosa y comprarse
un almuerzo a un conductor por no tener el seguro obligatorio, un Coronel de
esta institución también recibe 10 mil, pero no pesos, sino dólares que le
sirven no para una gaseosa y un almuerzo, sino para comprar lujosas y
ostentosas mansiones, automóviles, propiedades, siendo este dinero proveniente
del narcotráfico sucio que por tantos años a destrozado nuestro país a su
antojo, dejando una huella de terrorismo y violencia que sólo paga un grupo
social; el pueblo. Pero los oficiales también son inteligentes, pues legalizan
dinero promoviendo falsos pagos a testigos que no existen, mientras que esta
consignación por concepto de `informantes´ va directo a sus cuentas en paraísos
fiscales o en su defecto, a sus testaferros, como lo hemos visto en muchas
ocasiones, la más reciente, en el diario del narco `chupeta´ en donde menciona
los millonarios sueldos que le tenía a funcionarios de distintos estamentos del
estado corrupto y sucio que nos gobierna.
Qué bonito sería que los niños de
bajos recursos reciban un desayuno a las 6:00am que lleguen a clases, a las
9:30am un refrigerio cuando salgan a descanso e incluso que se les diera el
almuerzo, pues es un derecho consagrado en la mamá de los pollitos, en la
constitución política de 1991, el derecho a la educación y a la comida. Pero en
cambio, vemos a los hijos de Senadores, Representantes, Concejales, (todos
ellos HONORABLES cabe resaltar) ostentando vidas que son financiadas en mayor
parte por el jugo y la pasta que le corresponden al niño el cual la mamá y el
papá ganan 27 salarios mínimos menos que el honorable congresista que debería
velar por sus derechos, pero que irónicamente, es quien más los infringe.
En Colombia no se vive la ley del
embudo, porque ni siquiera el lado delgadito se le da al pobre. Aquí, el
control de los medios de producción, de comunicación, de las tierras
productivas, están en manos de unos pocos, y aquellos que producen miles de
millones de ganancias al año, llevan sus fortunas a países que cada día están
más ricos, con las fortunas de los países más pobres.
Tan sólo el día en que el hombre
entienda que no todo es dinero, y que la equidad es una necesidad que
progresivamente ha ido creciendo por medio de marchas, acuerdos y proyectos
promovidos por los sectores más vulnerables que hoy han empezado a levantarse y
gritan con voz fuerte: `No queremos manipulación, queremos comer y vivir
dignamente´ tan sólo ese día, se logrará la paz. Porque esta nunca se dará por
medio de proyectos políticos y acuerdos con terroristas, se dará el día en que
el gobierno, gobierne para los pobres y no para los ricos, como dijo el expresidente
de Brazil, Luiz Inacio Lula Da Silva: `el rico no necesita del gobierno, el de
clase media necesita poco del gobierno, pero el pobre es el que más necesita
del gobierno´ Porque es más barato invertir en el pobre, que crear políticas
que beneficien al rico.
Heider Logatto Cuadros.
Estudiante de Comunicación Social.