La
paz es una palabra tan amplia, tan llena de sentimiento, de emociones que
reactivan metas, proyectos y planes del pueblo que es poco comprensible oír a
una persona jugar con ella, y más si es el presidente de un país.
Para
`Wikipedia´ la paz es “como un estado a nivel social o personal, en el cual se
encuentran en equilibrio y estabilidad las partes de una unidad, y en sentido
negativo, como ausencia de inquietud, violencia o guerra”. Parece ser que los colombianos no
hemos entendido el mensaje del presidente Juan Manuel Santos, digno
representante de la traición y el engaño utilizados como armas para llegar al poder.
El señor presidente nos vende otra nueva forma de paz, que a mi parecer debería
hacérsela llegar a los dirigentes de `Wikipedia´ para que incluyan este nuevo
significado que es: “La paz: Palabra con la cual se engaña a un pueblo, país o
sociedad dándole prebendas, cargos públicos, abriéndoles el espacio para un
partido político a terroristas que le han hecho daño a un grupo social
(Colombia) durante más de 50 años para que vayan al Congreso, Alcaldías,
Concejos, Gobernaciones, etc. Y lleven sus carros bomba, cilindros y tatucos,
sus minas quiebra patas y los conviertan y traduzcan en leyes que se legislen
para 46 millones de personas que fueron sus víctimas”
En
nuestro país es absurdo hablar de paz cuando en el monte se están `dando bala´
las dos partes que negocian esta patraña que se está tejiendo. En las ciudades
se ponen carros bomba, se incendian vehículos, se asesinas niños, ancianos,
mujeres embarazadas y cualquier persona que caiga en estos actos terroristas.
En las escuelas secuestran niños que luchan y se educan por intentar cambiar un
país corroído por las mentiras y las falsas palabras de un Gobierno que no
legisla para el pobre sino para su reelección.
Se
debe empezar por un acto que demuestre la BUENA FE del que quiere hacer la paz;
de lo contrario todo se convierte en un juego de ajedrez en donde los reyes son
manejados a su antojo y el peón es el que muere intentando cumplir una falsa
causa.
En
Colombia claramente ni el Gobierno ni las Farc quieren la paz. Aquí, en Oslo,
La Habana o en cualquier lugar o rincón del mundo, se está negociando el premio
que recibirían miles de bandidos que han dejado en 50 años huérfanos, viudas,
mutilados, sueños sin cumplir, y sobre todo; un muro de atraso cuyos cimientos
fueron construidos por este y otros grupos al margen de la ley como
consecuencia de sus actos desmedidos y de barbarie que consumen hoy a la
sociedad desde el monte, y que dentro de poco nos consumirá aún más desde los estamentos
más altos del Estado; desde el mismo Gobierno.
Estamos
a la merced de que nos Gobierne un grupo de delincuentes cuyos amigos y socios
han sido narcotraficantes, asesinos, terroristas, antisociales.
¿Qué podemos
esperar de unos delincuentes que se han dedicado a lo largo del tiempo a
desmembrar personas, tumbar en 5 minutos casas que las personas construyeron a
lo largo de sus vidas, encadenan gente en el monte en condiciones que para un
animal serían invivibles, extorsionan al pueblo que trabaja sanamente para
llevar comida a su hogar, queman y acaban con el patrimonio de empresas que
generan empleo, prestaciones sociales y aumentan la calidad de vida en una
población?
Si
eso lo hacen en el monte, sin la capacidad de legislar ni mandar; ahora ¿Qué carajos
harán desde un congreso, una alcaldía, o gobernación? Sería una catástrofe que
mi país, mi gente, no estamos en condiciones de asumir y menos de aceptar.
Para
hablar de esta palabra de tan gran envergadura, para decir `queremos hacer LA
PAZ´, como mínimo esta empresa terrorista debe dejar sus armas y someterse a un
juicio que será justo, aceptando y respondiendo como personas por sus actos
cometidos. Eso sería un gesto de que sí
quieren la paz. Pero si por lo contrario; piden INDULTO, olvido de todos los
errores, horrores y atrocidades que han
cometido a lo largo de sus vidas como delincuentes y fuera de esto; que se les
de trabajo como Senadores ganando $18 millones de pesos mensual entre otras
cosas, mientras que el soldado al que le arrancaron las piernas por defendernos
gana a penas para sobrevivir. Cómo el presidente puede hablar de paz si
mientras está dando su discurso se oyen bombas en todo el territorio nacional,
cómo el presidente habla de `buena fe´ si estos bandidos lo primero que hacen
es negar que son narcotraficantes y negar que no tienen secuestrados, el
cinismo es tal, que me recuerda lo que he leído sobre nuestra historia cuando
Pablo Escobar ponía una bomba y al otro día enviaba una carta diciendo que no
había sido él. Por Dios; todos queremos la paz, es el anhelo que tenemos inconscientemente
desde el mismo momento en que nacemos, hasta el momento consciente en que
morimos.
Imaginémonos
a `Timochenko´ de presidente. `El médico´ ministro del interior. `Iván Márquez´
ministro de defensa. `Rodrigo Granda´
canciller de la república. Entre otras
barbaridades. ¿Sería justo y sensato que eso pasara? En dónde quedan las miles
de víctimas, los daños que han causado y que siguen causando, el costo que ha
tenido para Colombia esta guerra de las Farc en contra de la población civil y
del Estado. En dónde quedan las buenas personas que a lo largo de sus vidas han
construido una trayectoria política sana en pro del servicio a la comunidad
como lo observamos en la vida nacional siendo un claro ejemplo de la búsqueda y
beneficencia de TODO EL PUEBLO el señor expresidente Álvaro Uribe Vélez, Oscar
Iván Zuluaga, entre otras tantas personas de buenas convicciones e ideales que
hay para resaltar en el país, ¿por qué tenemos que brindarle esas oportunidades
a bandidos que lo único que han hecho es daño? Primero que paguen por sus actos
como lo hace cualquier ciudadano de este país, y cuando estén libres de culpa y
con una conciencia sana, ahí si reincorpórense a la vida y a una sociedad, pero
empiecen desde donde todos empezamos. Empiecen desde donde yo estoy, porque le
he hecho más bien al país yo que ustedes señores de las Farc, porque yo jamás
he empuñado un arma para acabar con los sueños ni las metas de miles de
personas, yo no me he puesto un camuflado para enriquecer a mi familia, ni mi
papá fue jefe guerrillero para tener el dinero suficiente para mandarme a
estudiar y prepararme en el exterior.
¡Yo
sí quiero a Colombia. Yo sí quiero la paz. Pero no quiero impunidad; y menos que
me gobierne quien ha matado al pueblo durante tantos años!
Heider Logatto Cuadros.
Estudiante de Comunicación Social.